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Feedback gevenDurante los 5 días que pasamos en la Laguna de Bacalar, nos alojamos en un hostal, el Green Monkey, un lugar con una cocina completamente equipada de uso libre, así que prácticamente no visitamos ningún restaurante, excepto en una ocasión en la que terminamos comiendo en el restaurante Antojitos Orizaba. El restaurante es un pequeño local con apenas 5 mesas, ubicado al lado de la plaza municipal y el Fuerte de Bacalar, justo en la esquina de la calle 20 con la avenida 7. La carta es económica y ofrecen todo tipo de antojitos; quesadillas, picaditas, empanadas, salbutes, tacos dorados, y frijoles, entre muchos otros platos típicos de la región. El local es muy sencillo, con mesas y sillas de plástico, un pequeño baño y, por supuesto, no está climatizado. Pedimos quesadillas de champiñones con queso, que eran bastante grandes y sabrosas, a 15 pesos la unidad. Las salsas que acompañaban la mesa estaban deliciosas y cada una de las 3 que había tenía un grado diferente de picante, todas eran picantes en mayor o menor medida, ¡ja, ja! Las mujeres que lo llevaban nos parecieron muy simpáticas y, además de explicarnos cada uno de los platos, estuvimos un rato conversando sobre nuestro país y el suyo. Un buen lugar si deseas comer algo rápido y económico en el mismo centro de Bacalar. Puedes leer todo nuestro relato sobre nuestra estancia en la laguna de Bacalar aquí.
Durante los 5 días que pasamos en la laguna de Bacalar, nos alojamos en un albergue, El Mono Verde, un lugar con una cocina completamente equipada y de uso libre ya que prácticamente no visitamos ningún restaurante excepto en una ocasión que terminamos comiendo en el restaurante Antojitos Orizaba. El restaurante es un pequeño lugar con solo 5 mesas ubicado junto a la plaza municipal en la calle 7. El menú es económico y ofrece todo tipo de antojitos como quesadillas, picaditas, empanadas, salbutes, tacos dorados y frijoles, entre muchos otros platos típicos de la región. El local es muy sencillo, con mesas y sillas de plástico, un baño pequeño y por supuesto, sin aire acondicionado. Probamos las quesadillas de campeones con queso, bastante grandes y sabrosas por 15 pesos cada una. Las salsas que acompañan la mesa eran deliciosas y cada una tenía un grado diferente de picante, que se podía elegir en menor o mayor intensidad.