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Feedback gevenLlamé tarde para ver la posibilidad de reservar mesa en la terraza, ya que íbamos con un perro, y cuando llegamos ya teníamos la reserva, a pesar de ser las 15 h y un domingo. La atención fue excelente por parte de la señorita que nos atendió, tanto en el trato como en la rapidez.
¡Espectacular! Está muy bien preparado para grupos, con hinchables para niños, espacio para los mayores... ¡incluso hay futbolín! Volveremos cada vez que vengamos a Asturias. El menú de fin de semana es buenísimo y el trato es muy bueno.
Nos sentamos en la terraza con la intención de tomar algo y luego comer y cual seria nuestra sorpresa que pasaba el tiempo y no nos atendía nadie. Decidimos preguntar a la camarera y nos dijo que pasáramos para dentro que estaba con las comidas y no atendía bebidas, nos levantamos y nos fuimos, no volveremos mas
Peor imposible. Muy poca variedad, arroz atrasado, de fruta solo ofrecían manzana y naranja.... Los niños querían un helado de postre y renunciando los adultos a su postre correspondiente no tenían ni la gentileza de no cobrarlos.... Al llegar pedimos medio menú pa cada niño, y dijeron que no tenían. Entonces les pedimos uno pa compartir, y a la hora de cobrar quisieron cobrar dos medios menus a 9.50 cada uno (asi ganaban 18 euros en lugar de 12 por un menú . Como pedimos el libro de reclamaciones con tal de no dárnoslo no le cobraron a los niños. El/la encargado/a no dio la cara en ningún momento y les echaba la bronca a los pobres camareros que eran los únicos que estaban haciendo algo bien en todo el recinto , si nos leeis chicos gracias y suerte con ese jefe o esa jefa que os tocó... vamos, una encima de otra.... De pena, antes iba mal y con la nueva dirección peor.... De verdad, tirar más arriba pa la Viña que se come algo mejor....
Experiencia lamentable.Espera interminable para tomar nota de la comanda y traerla a la mesa, entre uno y otro pasó más de una hora y con una carta en la mesa para 7 personas. Ya pintaba mal. Cuando llega algo de la comanda a la mesa, después de una hora de espera, avisan que no tienen un plato, cuando vuelven con más platos avisan que no tienen otro y para rematar, más tiempo de espera por un postre hasta que avisan que tampoco lo tienen. Esto les pasó a todas las mesas de un comedor lleno. Camareros (que no tienen la culpa de nada) desquiciados por no poder dar el servicio deseado que les llevaba a adoptar formas inadecuadas. Clientes (entre ellos niños y mayores) abandonando el restaurante sin comer, a medias o a horas de la merienda. Lo único que llegó rápido fue la cuenta. Lo dicho una experiencia totalmente lamentable.