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Feedback gevenRestaurante al que vamos cada vez que visitamos la zona. El entorno es genial para que disfruten los niños y mayores pescando truchas pero lo que realmente motiva es su cocina. Ya en el bar, una de sus tapas estrella es la cazuelita de sopa que está deliciosa. En el restaurante la sopa de trucha es la protagonista, pero no podemos olvidar otros platos exquisitos: por experiencia, el pulpo y el entrecot no defraudan, además tienen menú diario a buen precio. Buena atención al cliente.
Pésimo . Peor imposible. Calidad precio nefasta. Sería para un menú de 10 eur y nos costó 18 eur. No volvería jamás
Con el paso del tiempo, la calidad de la comida y el servicio amable que solían ofrecer han ido empeorando en este restaurante. Los baños están muy sucios y eso es algo que no quiero ni pensar durante la comida, no quiero ni imaginarlo en la cena.
Todo lo que probamos estaba delicioso. La sopa de trucha estaba muy buena, aunque quizás le faltaba un poco de caldo que es lo más sabroso. Las croquetas de cecina eran muy buenas y contundentes. Los postres eran caseros. La chica que nos atendió fue muy amable. Gastamos alrededor de 20 euros por persona. El lugar, la parte de adentro, es un poco descuidado y los baños necesitan una buena limpieza.
De ser un lugar con encanto y visita obligada en varias ocasiones cada verano, ha pasado a ser algo vulgar y rancio. Las sopas de truchas (qué tiempos aquellos de los dueños originales) ahora sólo son agua con pimentón y pan. Absolutamente insípidas. No hay forma de encontrar trozos de ningún otro ingrediente. Una auténtica pena para los que conocimos sus tiempos gloriosos, antes de que se pusiera de moda, y que ahora nos vemos obligados a ir a Castrillo de San Pelayo a disfrutar de unas sopas como dios manda. La atención de la camarera rubia con rizos y gafas, manifiestamente mejorable.
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