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Feedback gevenLugar con encanto, amplios salones con chimenea, decoración rústica y recién renovado, la comida es espectacular y casera. Destacan la carne al ajillo, la carne a la brasa, las migas de pan y el flan de turrón. Buen trato y muy profesionales. Lo recomiendo al 100%.
Comida casera, especializada en carnes a la brasa, con patatas a lo pobre caseras, algo poco común de encontrar, excelente calidad, en un ambiente cálido con chimenea para los meses de invierno. Puntuación: 10/10.
Visita casi obligada, disfrutamos mucho de la careta con verduras, las migas de pan, el lomo al ajillo un poco picante y las costillas adobadas.
Un lugar con encanto, perfecto para relajarse y comer tranquilamente. La comida exquisita y en cantidad, hemos podido probar el pollo a la brasa, el secreto, el entrecot y la dorada, todos ellos perfectamente elaborados, los postres caseros todos y deliciosos, en cuanto a los entrantes, la ensalada muy completa, jamón y queso con almendras (el queso buenísimo) y un ajillo espectacular en justa medida de picante y con la carne en su punto, en cuanto al servicio también tanto los camareros como la cocinera. Totalmente recomendable para pasar un día en familia, pareja o amigos, además el entorno es perfecto para dar un paseo. También sirven tapas, arroz, migas... sin duda repetiremos varias veces
He regresado en varias ocasiones al escondido Mesón Los Molineros y siempre salí satisfecho y agradecido por la grandeza que la sencillez tiene. Finalizó el verano en estas latitudes. Llovía y la geosmina subía desde la húmeda tierra y podías percibir el trabajo lento y largo de las actinobacterias durante el estío. Aún es pronto para la cálida chimenea, pero no para los fogones donde se fraguan las delicadas, húmedas y tostadas migas de pastor con sus avíos; la oreja guisada con verduras o la caldereta de cordero que aquí llaman ajillo ; el lomo en orza disciplinado en tacos, el queso curado con picos, el jamón finamente cortado acompañaron adecuadamente la cerveza. Vino luego el Vino, fresco aún, tinto con cuerpo; y los cafés con una mouse artesanal entre flan-tarta amable y natilla sólida y las copitas de mistela. Lobo (grande y tierno) salió a despedirnos. La lluvia fina hacía reverdecer la sierra, y el río sonaba abajo.