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Feedback gevenEn mi último cumpleaños me sorprendieron con una cena en este restaurante y me encanto!! Esta muy cerquita de la Gran Vía, lo que tiene sus inconvenientes si vas en coche y sus ventajas si luego quieres tomar algo. Justo al lado del Miyama han abierto el Miyama San no los confundas, pues aun siendo de los mismos dueños la carta es totalmente diferente. Como soy novata en este tipo de comidas, deje la elección del menú en manos de mi acompañante, lo primero en llegar a la mesa fue una ensalada de algas, esta no la pedimos sino que la sirven ellos como una invitación, mientras llegan los platos que has pedido, nosotros empezamos con nigiris (salmón, gamba roja, langostino y toro que es ventresca de atún), tengo que decir que me gusto mucho y eso que tenia mis recelos.... seguimos con una tempura de verduras y para terminar un teriyaki de pollo, aunque en realidad queríamos probar el cerdo ibérico salteado al jengibre así que tenemos la escusa para volver. El personal del restaurante perfecto, el ambiente idem y de precio pues estupendo, siendo uno de los mejores restaurante japoneses que hay en Madrid según los entendidos pensé que la cuenta seria alta pero no, fue mas que adecuada para la calidad, sabor y cantidad, también es cierto que tomamos agua y nos saltamos el postre porque yo ya no podía comer más.
Hoy es martes y acabo de ir al Miyama. No sé si será porque la leyenda es realmente cierta o no, pero lo que sí puedo asegurar es que el Miyama es uno de los mejores restaurantes de comida japonesa que he probado!! Ya hace unos meses que Raúl me recomendó ir y hoy tuve la oportunidad. Pedimos tempura de verduras, teriyaki de pollo con especias y un surtido de nigiri. IMPRESIONANTE Raúl, tenías toda la razón, imprescindible probar el sushi de toro (ventresca de atún). Exquisito todo. Nosotros no pedimos menú, sino platos sueltos, y con bebida y café nos costó 40€. Me pareció un precio bastante barato para la calidad de la comida. En cuanto a la decoración y el ambiente, muy cuidado y con decoración moderna (algo se puede ver en las fotos). Un sitio estupendo para una comida o cena de negocios, o para ir con tu pareja a disfrutar de una de las mejores comidas japonesas de la capital.
Es uno de los mejores japoneses que hay en todo Madrid en relación calidad-precio (la calidad es impresionante . Puedes comer en mesa (no es una sala muy grande así que es recomendable reservar y en barra: una de las mejores barras de japo. Tiene una carta variada y enorme: sushi (no hay que irse sin probar el de toro y el de atún , makis, nigiri, tartar de atún, etc. Entre diario tiene menú de día (18,80€ de sashimi, sushi, nigir, sopa miso, tempura variada, bebida y postre. Y además tienen un menú ejecutivo un poco más caro (25€ Consejo: dice la leyenda urbana que el mejor día para ir son los martes porque es el día que le llegan los pedidos. Siempre espectacular!
Nunca había probado la comida japo y para ser mi primera vez, tengo que reconocer que me ha encantado! No sabría decir los nombres de los platos que pedimos, pero todo estaba buenísimo, de aperitivo pedimos un mojito que lo hacen con un licor típico de Japón, no recuerdo cómo se llama, pero el sabor era espectacular. El camarero, Johnny, nos trató genial y nos aconsejó de maravilla.
A mí los japoneses me parecían un timo: esto de pagar entre 10 y 15 euros por quedarme con hambre y tener que recurrir al primer McDonald 's que viera para rematar la cena con una hamburguesa no era plan. Claro, me habían mostrado los japoneses cutres de Madrid: los de a precio barato que, en el fondo, no merecen nada la pena. Porque con el hype del sushi que hay ¿hubo? en esta ciudad país , es complicado encontrarlo a precio normal. Como tras metérseme entre ceja y ceja que quería comida griega se me antojó probar la japonesa de BIEN, pregunté a algún que otro experto minubero y la respuesta fue unánime: Miyama, el mejor japonés de Madrid. Y lo del mejor no lo sé del todo porque no he probado tantos otros, pero salí más que contenta con la elección. Una elección de 50 € por persona, vale, pero menos dolorosos que los 10-15 que decía al principio. No sé qué comí porque, salvo en el par de tartares de entrantes, básicamente me dejé aconsejar por el camarero. Si como argumento para recomendarlo sirve que mi familia, de conocimiento cero en cocina nipona y gustos más bien castellanos, salió también encantada con el sitio, pues eso: que vayáis a probarlo. De postre gin-tonic servido guay. El nuevo hype. Hablaremos de ello en otra ocasión.